Violeta Parra y Chiloé - La recopilación del '59

jueves, septiembre 22, 2016




Revista La Disputa,  que se define como una plataforma virtual orientada a la creación y difusión de una crítica que intente abrir nuevas visibilidades y acciones posibles,  entrevistó a una antigua alumna chilota de Violeta Parra durante las recopilaciones del ’59 (1).   

Aquí recogemos fragmentos de dicha entrevista...

Violeta Parra llegó a la ciudad de Castro en el verano del año 1959,  en conjunto con los investigadores Héctor Pávez y Gabriela Pizarro. Una vez en la pequeña ciudad, Violeta se dedicó a realizar una excelente recopilación en los archipiélagos cercanos a la localidad chilota, en donde tomó contacto con la gente más antigua que habitaba el sector. Durante el transcurso de tiempo que Violeta permaneció allí, también aprovecho de realizar un curso de folclor en la escuela de verano de la Universidad de Chile. 

María Antonieta Bórquez Subiabre, una de las dos seleccionadas que se presentaron en el teatro municipal al finalizar el curso con Violeta para exponer lo aprendido, vuelve a relatar la experiencia que vivió con la más importante y prestigiosa artista nacional.

...  La conocí entre los 14 y 15 años, antes de venirme para acá para Santiago con toda mi familia. Ella llegó durante el verano del año ’59 a Chiloé a hacer todas las cosas que ella hacia correspondientes a sus trabajos como recopiladora y folclorista. Pero además de eso, realizó un curso de folclore y cueca en la Universidad de Chile para toda la gente que estuviese interesada en participar. Y yo como siempre me desenvolví realizando actividades artísticas, como bailar, cantar y dibujar, mi madre se dio cuenta de que había una buena oportunidad para que yo pudiera desarrollarme un poco más y me inscribió al curso de Violeta.

¿Usted conocía la obra de Violeta cuando la inscribieron al curso?

En ese entonces ella ya era algo famosa, pero no tanto como ahora. No había creado “Gracias a la vida” ni “Volver a los 17” y tenía unos cuantos trabajos de recopilación. Así que no, no la conocía muy en profundidad. La había escuchado por aquí y por allá…

¿Y con qué frecuencia se realizaba el curso y cuántos alumnos asistían?

Íbamos todos los días, claro… bailábamos horas y horas. La Violeta era una persona muy exigente y se preocupaba por cada uno de nosotros; éramos alrededor de 30 personas de todas las edades: habían adolescentes como yo, jóvenes y adultos.

¿En qué sentido era exigente?

Ella era muy estricta. Pero al final decía que uno tenía que bailar espontáneamente, haciendo lo que sentía después de escuchar tanto la música que a uno lo mueve. Siempre fue una empeñada en recalcarnos que teníamos que extraer mucho de nosotros mismos cuando mostrábamos algo a alguien. Ella nos enseñó las vueltas, el escobillado, el zapateo y todo lo que concierne a la cueca. Todo como corresponde para alguien que enseña folclore. Pero después, nos dijo que lo más importante es bailar como uno lo sienta y desapegarse de las estructuras convencionales que a uno le enseñan. Durante la gran parte del tiempo nos enseñó de forma más estructural, para después destruir sus enseñanzas a partir de eso que nos decía a todos: “déjense bailar como a ustedes les salga, porque ahí le agarran más el gustito”.

¿Y cómo era la personalidad de Violeta?

Ella tenía una personalidad tremenda. Se movía para allá, se movía para acá. Tenía una energía increíble e inagotable y un afán por hacer que todos sintiéramos lo que se expresaba a través de la música. Y que todos aprendiéramos igual. Recuerdo que ella de puro gusto nos enseñó a bailar mambo, que era un baile muy erótico, así para aprender a mover bien todo el cuerpo [Hace movimiento de hombros como bailando mambo.] En ese tiempo debe haber tenido unos treinta años ella, pero no los aparentaba; se veía más joven. Fíjate tú, que habían unos médicos que bailaban cueca y les salía re mal a los gallos, así que la Violeta los pescaba y los tiraba de la oreja para que hicieran la vuelta y aprendieran de una vez a hacerla como corresponde. [Ríe y recuerda con nostalgia]

¿Y Violeta cómo bailaba cueca?

Igual yo no encontraba tanto que bailara bien, pero se dedicó a aprender lo que era de nuestras tierras y eso es importante. Ella rescató la cueca del sur: la pericona como le decían. Era una cueca mucho más saltadita que la que se baila en el norte o en el centro.

¿Y cuánto tiempo fue el que duró este curso? ¿Después siguió recopilando o se fue al norte?

No. Ella estuvo tres meses y se fue. Pero siempre estuvo recopilando como dices tú. Es que sabes, ella se iba para las islas más pequeñas cerca de Castro, porque en la ciudad la gente en su mayoría era descendente española. Pero en las islas chicas que rodeaban mi antigua ciudad, había más indios. Eran todos, digamos… mapuches. Yo siempre los quise mucho, porque eran muy cariñosos. Eran como de la familia. [Risas.]

¿Y les mencionaba algo acerca de su trabajo de recopilación?

Sí. Siempre nos contaba cuando iba a las islas chicas y cuando algunos cantautores les mostraban canciones. Después llegaba a clases muy contenta, nos cantaba las canciones que encontraba por ahí. Nos contaba que había términos que venían del castellano antiguo y que habían quedado en las memorias de aquellas personas y que ella había aprendido algunos. [Haciendo un pequeño gesto con su cara] Eso para Violeta era totalmente valioso, se notaba en sus ojos que era así. Le brillaban…

¿Y qué pasó al finalizar este curso?

En primer lugar, entre todos lo que asistíamos al curso, hicimos un fondo y le compramos un acordeón muy bonito para que se llevara un recuerdo de nosotros. Ella se sintió muy feliz con nuestro presente. Por su parte, al finalizar el curso, ella realizó una presentación en el Teatro Municipal de la ciudad en donde seleccionó a dos alumnos para realizar la danza final.

¿Usted fue una seleccionada?

Sí. Cuando me eligió para la gran presentación justo había fallecido mi abuelo. Así que tuve que hacerme un vestido con una falda de color gris con negro y bien floreado. Algo así como un traje de cueca, pero de luto. La presentación fue hermosa y todos los presentes nos aplaudieron. Realmente fue una experiencia que nunca más podré olvidar.

¿Y qué siente al haber estado con ella, compartiendo una experiencia tan bella como la de todos ustedes, los de ese curso de verano?

Para mi haber estado con Violeta es algo totalmente importante. Es algo de lo que siempre voy a estar agradecida. Ella es la artista chilena más importante en cuanto al folclor de nuestro país. En el extranjero la valoran más que acá inclusive. ¡Y lo hermoso de sus canciones! Fíjate tú en la composición de su poesía. Es fabulosa. O sea, “Volver a los 17”, es una canción que toca el alma de una persona que ya ha vivido esa edad y que la recuerda con nostalgia por que el tiempo ha pasado y ese momento tan precioso de la vida se ha quedado atrás. Haberla conocido un poquito más en profundidad, ya para mí es lo máximo que puedo pedir. Además, yo terminé bailando fabuloso gracias a sus enseñanzas. Ella era fantástica. Como de otro planeta. Me dio mucha pena cuando supe que se había suicidado y que todo lo lindo que construyó se perdió debido a que en este país no la valoraron como ella se lo merecía. Ella amaba a su país y su país le dio la espalda. Aun así, Violeta es, y seguirá siendo, la artista más importante de todo Chile.

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Nota:

1. Revista La Disputa:  (http://revistaladisputa.cl/testimonio-de-antigua-alumna-chilota-de-violeta-parra-durante-las-recopilaciones-del-59/)
  
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Algunas de las creaciones musicales de Violeta Parra relacionadas con Chiloé son las siguientes:

Violeta Parra - La pericona se ha muerto



La Pericona es para los chilotes la mejor de las danzas, la más popular, la preferida.

LA PERICONA SE HA MUERTO
(Violeta Parra)

La pericona se ha muerto,
no pudo ver a la meica;
le faltaban cuatro reales,
por eso se cayó muerta.

Asómate a la rinconá

con la cruz y la coroná
que ha muerto la periconá,
¡ay, ay, ay!

La pericona se ha muerto,

no pudo ver a la meica;
le faltaba su milcao,
por eso se cayó muerta.

La pericona se ha muerto,

no pudo ver a la meica;
le faltaban los tamangos,
por eso se cayó muerta.

Violeta Parra - Según el favor del viento



Una cancion de Violeta Parra que describe la vida del chilote isleño hasta los años 70 cuando aún a Castro llegaban chalupones y lanchas veleras...

SEGÚN EL FAVOR DEL VIENTO
(Violeta Parra)

Según el favor del viento
va navegando el leñero,
atrás quedaron las rucas
para entrar en el puerto.
corra sur o corra norte
la barquichuela gimiendo llorando estoy,
sea con hambre o con sueño me voy, me voy

Del norte viene el pellín,

que colorea en cubierta
habrá de venderlo en Castro
aunque la lluvia esté abierta
o queme el sol de lo alto
como un infierno sin puertas, llorando estoy
o la mar esté revuelta me voy, me voy

En un rincón de la barca

está hirviendo la tetera,
a un lado pelando papas
las manos de alguna isleña.
será la madre del indio
la novia o la compañera.
llorando estoy, navegan lunas enteras
me voy, me voy

No es vida la del chilote

no tiene letra ni pleito
tamango lleva en sus pies,
milcao y ají en su cuerpo
pellín para calentarse
del frío de los gobiernos
llorando estoy
que le quebrantan los
huesos me voy, me voy

Despierte, el hombre despierte

despierte por un momento
despierte toda la patria
antes que se abran los cielos
y venga el trueno furioso
con el clarín de San Pedro
llorando estoy y barra los
ministerios me voy me voy.

Quisiera morir cantando

sobre un barco leñero,
y cultivar en sus aguas
un libro más justiciero,
con letras de oro que digan
no hay patria para el isleño
llorando estoy, ni viento pa
su leñero me voy, me voy


Violeta Parra - Que pena siente el alma




QUE PENA SIENTE EL ALMA
(Violeta Parra)

Que pena siente el alma
cuando la suerte impía
se opone a los deseos
que anhela el corazón

Que amargas son las horas

de la existencia mía
sin olvidar tus ojos
sin escuchar tu voz.

Y sin embargo a veces

la sombra de la duda
por mi mente pasa
como fatal visión.


Isabel Parra - Arranca,   arranca



ARRANCA, ARRANCA
(Violeta Parra)

Quién remara, mi alma,
con un chilote
y una damajuana, caramba,
dentro del bote.

Quién bailara, niña,

la pericona
pa’ ser de un chilote,
caramba, su regalona.

Arranca, arranca,

arranca, arranca,
arranca, palomito,
por la barranca.

Quién tocara, digo,

tu guitarrilla,
y el fondo de tu alma, m’hijito,
qué maravilla.

Por tu culpa tengo

los ojos tristes
y el corazón lleno,
mi vida, de cicatrices.

Quién pudiera darte,

picaronazo,
por tu indiferencia,
caramba, dos chicotazos.

Quién supiera, mi alma,

hacer humitas,
pa’ ser de un chilote,
mi vida, su señorita.

Si al dormir soñara

yo con mi dueño,
pasara la vida,
mi negro, en un solo sueño.

Que no tengo suerte 
muy bien se sabe;
la escondió el destino,
caramba, con siete llaves.

Empecé cantando

por travesura;
terminé llorando,
mi vida, por amargura.


Violeta Parra - Rin del Angelito



El Rin es un ritmo chilote.

RIN DEL ANGELITO
(Violeta Parra)

Ya se va para los cielos
ese querido angelito
a rogar por sus abuelos
por sus padres y hermanitos.
Cuando se muere la carne
el alma busca su sitio
adentro de una amapola
o dentro de un pajarito.

La tierra  lo está esperando 
con su corazón abierto
por eso es que el angelito
parece que está despierto.
Cuando se muere la carne
el alma busca su centro
en el brillo de una rosa
o de un pececito nuevo.

En una cuna de tierra

lo arrullará una campana
mientras la lluvia le limpia
su carita en la mañana.
Cuando se muere la carne
el alma busca su diana
en los misterios del mundo
que le ha abierto su ventana.

Las mariposas alegres

de ver el bello angelito
alrededor de su cuna
le caminan despacito.
Cuando se muere la carne
el alma va derechito
a saludar a la luna
y de paso al lucerito.

Adónde se fue su gracia

y a dónde fue su dulzura
porque se cae su cuerpo
como la fruta madura.
Cuando se muere la carne
el alma busca en la altura
la explicación de su vida
cortada con tal premura,
la explicación de su muerte
prisionera en una tumba.
Cuando se muere la carne
el alma se queda oscura.


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