Tangos y Milongas

martes, enero 03, 2017




Adiós Nonino:   Astor Piazzolla

Astor Piazzola interpreta "Adios Nonino" con la Sinfónica "Cologne Radio Orchestra" de Alemania.  Extraído del documental "Astor Piazzolla: The Next Tango"




Piazzolla Tango:   Oblivion




Astor Piazzolla:   Soledad



"Volver":   Anibal Troilo y Astor Piazzolla

En 1970 Anibal Troilo y Astor Piazzolla graban, en dúo de bandoneones, para RCA Víctor esta obra de arte, "Volver" de Gardel y Le Pera



Yo adivino el parpadeo 
de las luces que a lo lejos, 
van marcando mi retorno. 
Son las mismas que alumbraron, 
con sus pálidos reflejos, 
hondas horas de dolor. 
Y aunque no quise el regreso, 
siempre se vuelve al primer amor. 
La quieta calle donde el eco dijo: 
"Tuya es su vida, tuyo es su querer", 
bajo el burlón mirar de las estrellas 
que con indiferencia hoy me ven volver. 

Volver, 
con la frente marchita, 
las nieves del tiempo 
platearon mi sien. 
Sentir, que es un soplo la vida, 
que veinte años no es nada, 
que febril la mirada 
errante en las sombras 
te busca y te nombra. 
Vivir, 
con el alma aferrada 
a un dulce recuerdo, 
que lloro otra vez. 

Tengo miedo del encuentro 
con el pasado que vuelve 
a enfrentarse con mi vida. 
Tengo miedo de las noches 
que, pobladas de recuerdos, 
encadenan mi soñar. 
Pero el viajero que huye, 
tarde o temprano detiene su andar. 
Y aunque el olvido que todo destruye, 
haya matado mi vieja ilusión, 
guardo escondida una esperanza humilde, 

que es toda la fortuna de mi corazón. 


"Uno":  Roberto Goyeneche


Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias. Sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina. Uno va arrastrándose entre espinas, y en su afán de dar su amor sufre y se destroza, hasta entender que uno se ha quedao sin corazón. Precio de castigo que uno entrega por un beso que no llega o un amor que lo engañó; vacío ya de amar y de llorar tanta traición... Si yo tuviera el corazón, el corazón que di; si yo pudiera, como ayer, querer sin presentir... Es posible que a tus ojos, que hoy me gritan su cariño, los cerrara con mis besos sin pensar que eran como esos otros ojos, los perversos, los que hundieron mi vivir... Si yo tuviera el corazón, el mismo que perdí; si olvidara a la que ayer lo destrozó y pudiera amarte... Me abrazaría a tu ilusión para llorar tu amor... Pero Dios te trajo a mi destino sin pensar que ya es muy tarde y no sabré cómo quererte. Déjame que llore como aquél que sufre en vida la tortura de llorar su propia muerte. Pura como sos, habrías salvado mi esperanza con tu amor. Uno está tan solo en su dolor... Uno está tan ciego en su penar... Pero un frío cruel, que es peor que el odio, punto muerto de las almas, tumba horrenda de mi amor, maldijo para siempre y se robó toda ilusión...


Cambalache - Enrique Santos Discépolo


Letra y música: Enrique Santos Discépolo, 1935

Que el mundo fue y será 
una porquería, ya lo sé. 
En el quinientos seis 
y en el dos mil, también. 
Que siempre ha habido chorros, 
maquiavelos y estafaos, 
contentos y amargaos, 
barones y dublés. 
Pero que el siglo veinte 
es un despliegue 
de maldá insolente, 
ya no hay quien lo niegue. 
Vivimos revolcaos en un merengue 
y en el mismo lodo 
todos manoseados. 

Hoy resulta que es lo mismo 
ser derecho que traidor, 
ignorante, sabio o chorro, 
generoso o estafador... 
¡Todo es igual! 
¡Nada es mejor! 
Lo mismo un burro 
que un gran profesor. 
No hay aplazaos ni escalafón, 
los inmorales nos han igualao. 
Si uno vive en la impostura 
y otro roba en su ambición, 
da lo mismo que si es cura, 
colchonero, Rey de Bastos, 
caradura o polizón. 

¡Qué falta de respeto, 
qué atropello a la razón!;
Cualquiera es un señor, 
cualquiera es un ladrón... 
Mezclao con Stravisky 
va Don Bosco y La Mignon, 
Don Chicho y Napoleón, 
Carnera y San Martín... 
Igual que en la vidriera 
irrespetuosa 
de los cambalaches 
se ha mezclao la vida, 
y herida por un sable sin remache 
ves llorar la Biblia 
contra un calefón. 

Siglo veinte, cambalache 
problemático y febril... 
El que no llora no mama 
y el que no afana es un gil. 
¡Dale, nomás...! 
¡Dale, que va...! 
¡Que allá en el Horno 
nos vamoa encontrar...! 
No pienses más; sentate a un lao, 
que a nadie importa si naciste honrao... 
Es lo mismo el que labura 
noche y día como un buey, 
que el que vive de los otros, 
que el que mata, que el que cura, 
o está fuera de la ley...


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